Un gobierno violento, sólo genera violencia

Discursos que afectan derechos y generan odio

El actual gobierno nos acostumbró a un discurso y actuar violento que tampoco se sonroja en repetir en cumbres o reuniones internacionales. ¿En qué nos afecta como individuos, sociedad y colectivo su último discurso en Davos? ¿Podemos mantenernos como simples espectadores, como si no nos rozara siquiera? NO. No podemos, porque nos impacta en forma directa.

En su discurso y accionar, queda claro que el avance es en contra de nuestros derechos humanos básicos. Es en contra de lxs trabajadorxs, la cultura como identidad nacional y hasta nuestro género.

Las palabras tienen un peso y una fuerza que no siempre consideramos, pero la historia nos recuerda cómo los movimientos totalitarios cobraron fuerza estigmatizando a sus opositores, reduciendo su condición humana utilizando términos que los definían como animales o peligros infecciosos de los que había que “cuidarse”. Así se terminó con la vida de personas por su religión, orientación sexual, origen o ideología. Lo hizo Hitler en Europa, lo hicieron las diferentes dictaduras en América Latina y también en nuestro país, donde desaparecieron personas –incluyendo colegas bibliotecarixs-, se destruyeron bibliotecas y se censuraron libros.

“Woke” -despertar en inglés- hace referencia a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, con una impronta antirracista y feminista. Referirse a una forma de pensar como una epidemia que hay que curar y un cáncer que hay que extirpar fue el prólogo para enumerar enemigos: feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecología, identidad de género.

El rol del bibliotecarix en la defensa de derechos

Nuestro colectivo -no nos cansamos de repetirlo-, mayoritariamente femenino, ha sufrido en carne propia lo que este presidente niega: la brecha salarial. Solapadamente, nos acusa de poco “inteligentes” al momento de elegir profesión. Pero también, este colectivo, conoce de violencia de género que ha llegado al feminicidio -algunos públicos, muchos privados-, algo que también ahora niega este gobierno. Basta con recordar los casos de las colegas de María de los Ángeles Paris y Erica Torres, de Santa Fe y Chaco respectivamente: una esposada en una comisaría y la otra camino a su trabajo, ambas violentadas y asesinadas.

Nuestro colectivo también incluye personas con diversas orientaciones sexuales -gays, lesbianas, bisexuales, entre otras-, muchas de las cuales son madres y padres que crían a sus hijes con amor y compromiso. No es válido ni justo utilizar casos aislados o estigmas de otros contextos, como en Estados Unidos, para desacreditarlxs, especialmente cuando los problemas de crianza pueden surgir en cualquier tipo de familia, incluyendo aquellas con padres y madres heterosexuales.

Asimismo, incluimos y atendemos a personas migrantes que acuden a nuestras bibliotecas, que laboran a la par, enriqueciendo nuestra cultura y diversidad. ¿Acaso nuestros abuelxs, padres, madres o nosotrxs mismxs no hemos sido migrantes en algún momento? ¿O nuestros hijes no lo son ahora, fruto de las nefastas políticas y medidas económicas que este gobierno está ejecutado?

Como personas, profesionales e integrantes de esta sociedad no podemos ser indiferentes a estos mensajes de odio que sólo generan más odio y violencia. El respeto a las ideas, elecciones, opciones y realidades de quienes nos rodean no pueden ser motivo de estigmatización, persecución ni amenazas. 

El rol del bibliotecarix en este contexto es central y esencial. Somos guardianes de la memoria colectiva, facilitadores del conocimiento y defensores del derecho al acceso a la información y la lectura como herramientas fundamentales para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Desde nuestras bibliotecas promovemos el pensamiento crítico, el respeto por la diversidad y el encuentro de culturas. La lectura no es solo un acto de aprendizaje, sino también una forma de resistir ante discursos que buscan el silenciamiento y la homogeneización. Como profesionales de la información, nos corresponde garantizar que el conocimiento sea accesible para todxs, sin discriminación ni censura, fomentando el acceso libre a la educación y la cultura como pilares de la democracia. En tiempos de discursos de odio y retrocesos en derechos, nuestra labor no puede ser sólo técnica: debe ratificar más que nunca su profunda raíz política y social.

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