La «colaboración», esa vieja excusa

Una lectura crítica sobre la nueva comunicación de la DPEP

El Sindicato de Trabajadorxs Bibliotecarixs de Argentina (SiTBA) comparte la reflexión de la afiliada Prof. Gabriela Rodríguez integrante de nuestra Comisión Directiva, quien reflexiona sobre una reciente comunicación de la Dirección de Educación Primaria (DPED) de la provincia de Buenos Aires referida a la intensificación escolar y al rol del personal bibliotecario en el Programa Escuelas Alfa.

La comunicación —sin número, nombre ni título— se dirige a todas las regiones educativas bonaerenses y propone, entre otros puntos, que el maestrx bibliotecarix pueda “hacerse cargo” de un grupo de alumnos para facilitar la organización de la enseñanza en el aula. Si bien se presenta en tono empático y colaborativo, la lectura crítica advierte que esta forma discursiva puede generar obligaciones tácitas, que desdibujan los límites profesionales del rol bibliotecario.

La comunicación institucional y su retórica

El análisis señala que la DPED utiliza una retórica de la colaboración que, bajo un lenguaje afectivo y cercano, transforma lo sugerido en una exigencia velada. Este tono amable humaniza la gestión, pero también puede ampliar responsabilidades sin precisiones operativas ni reconocimiento formal para quienes trabajan en las bibliotecas escolares.

La autora observa además estrategias discursivas de cercanía -como el uso de los nombres propios o recursos afectivos- que suavizan la jerarquía institucional y pueden presentar como natural lo que en realidad constituye un desplazamiento de funciones. Retomando aportes de Arnoux (2014) y Riomar (2022), se destaca que el discurso no solo comunica, sino que produce realidad, instalando mandatos y sentidos en torno al trabajo docente y bibliotecario.

El rol bibliotecario en el discurso oficial

La reflexión profundiza en cómo el documento resignifica el rol del bibliotecario escolar. Aunque se lo menciona como parte del trabajo colaborativo, aparece subordinado a la figura del maestro de grado, y se lo ubica en tareas que exceden su marco profesional.

Gabriela Rodríguez enfatiza que el bibliotecario/a no dicta clases ni reemplaza al docente. Su trabajo consiste en mediar, acompañar y articular procesos de lectura, alfabetización, gestión de colecciones y acceso a la información desde la biblioteca como espacio cultural y pedagógico. Por eso, la colaboración siempre es bienvenida, pero no puede implicar pérdida de identidad profesional ni desdibujamiento de su especificidad

Colaborar, sí. Pero sin perder identidad

Desde SiTBA, sostenemos junto con la autora, que la biblioteca escolar no puede ser concebida como un espacio de reemplazo, emergencia o disponibilidad general, porque su función es pedagógica, técnica y cultural, y requiere condiciones específicas para desarrollarse con calidad. La colaboración con los equipos docentes es parte de nuestra práctica cotidiana, pero esa colaboración no puede implicar el corrimiento de funciones ni la pérdida de identidad profesional que caracteriza el trabajo bibliotecario.

Por eso afirmamos que toda política educativa que involucre al personal bibliotecario debe respetar su especificidad, su autonomía profesional y el marco normativo vigente que regula sus tareas y la pareja pedagógica. Acompañar, articular y mediar en los procesos de lectura y acceso a la información sí; asumir responsabilidades que no nos corresponden, no. La defensa del rol es, para nuestro sindicato, una condición indispensable para garantizar bibliotecas escolares sólidas, con personal reconocido en su función y con condiciones reales para desarrollar su tarea.

👉🏼 Leer la nota completa de la Prof. Gabriela Beatriz Rodríguez aquí

👉🏼 Leer aquí el análisis ampliado sobre El rol bibliotecario en las escuelas Alfa

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