¿Crónica de una muerte anunciada?

La Dirección General de Bibliotecas de la UNNE frente al vaciamiento institucional

Más de diez años de abandono pesan sobre la Dirección General de Bibliotecas (DGB) de la UNNE (Chaco). Desde la jubilación de su última Directora General en 2015, la DGB —que alguna vez fue símbolo de excelencia en la región— ha sido víctima de decisiones arbitrarias, desidia institucional y falta de conducción profesional, alejándose cada vez más de su misión académica y social.

Son muchas las problemáticas que atraviesan la DGB, las vamos a resumir en tres ejes centrales que evidencian el estado crítico en el que se encuentra: la estructura orgánico-funcional, los concursos irregulares, y el estado del fondo bibliográfico.

1. Estructura

La estructura orgánico-funcional de la DGB ha sido una de las áreas más afectadas por la falta de conducción técnica y la ausencia de planificación. Desde 2015, no se han cubierto cargos clave y, en lugar de fortalecer la estructura, las autoridades universitarias han impulsado modificaciones regresivas.

En 2018, la comunidad universitaria resistió con firmeza el intento de cierre del CIBAGRO (Centro de Información Bioagropecuaria). Aquella lucha logró frenar temporalmente el desmantelamiento. Sin embargo, durante la pandemia, sin consulta al personal ni participación alguna, el CIBAGRO fue eliminado de la estructura y reemplazado por la Dirección de Material Digital. Su conducción fue designada de manera directa, sin concurso ni criterios de idoneidad, lo que vulneró los derechos de trabajadorxs con formación específica.

La pandemia también fue utilizada como argumento para suprimir categorías y cargos esenciales, como la Jefatura de Canje y Donación, sin explicación pública ni restitución posterior. 

En este contexto, el CIBAGRO sigue funcionando gracias a la voluntad y compromiso de su personal, aunque en los papeles haya dejado de existir. Este ejemplo revela la precariedad de una estructura sostenida a pulmón, debilitada por decisiones unilaterales que no responden a las necesidades reales de las bibliotecas universitarias.

2. Concursos irregulares

En 2021, se convocó a concurso para cubrir el cargo de Director General de la DGB (categoría 1). Una de las postulantes excedía el límite de edad establecido en la normativa vigente. La situación fue judicializada, y el Juzgado Federal Nº 2 de Resistencia dictó el 22 de diciembre de 2021 una medida cautelar ordenando la suspensión de la designación. Pese a ello, las autoridades de la UNNE avanzaron, desconociendo la resolución judicial, vulnerando garantías legales y afectando gravemente la institucionalidad del proceso.

Lejos de rectificar el rumbo, en 2025 se repitieron los mismos errores, con un nuevo llamado a concurso cargado de irregularidades.

Se permitió concursar a una persona sin título bibliotecario, habilitando que un cargo de conducción técnica específica sea asumido por cualquier profesional universitario, sin tener en cuenta la incumbencia profesional, violando el artículo 50, inciso a) del Convenio Colectivo de Trabajo 366/06, que establece que los cargos deben ser cubiertos por profesionales con competencias específicas.

Se ignoró el artículo 29 del mismo CCT, que obliga a las autoridades a dar respuesta a los planteos gremiales. Desde SiTBA y la CTAA se presentaron observaciones que fueron desoídas por completo.

Este proceso fue objeto de judicialización y actualmente aguardamos la resolución de la justicia, así como el cumplimiento de dicha resolución por parte del Rectorado

Desde SiTBA sostenemos que este no es un reclamo aislado ni individual, sino un reclamo histórico y colectivo del sector bibliotecario. Nos movilizamos solidariamente, más allá de nombres propios, porque se trata de defender la profesionalización, el respeto a las normativas y la equidad en los procesos de selección. No se puede seguir aceptando que cargos estratégicos sean cubiertos por afinidades políticas o decisiones arbitrarias que excluyen a quienes cuentan con la formación y experiencia necesarias.

La arbitrariedad se manifiesta en los criterios de idoneidad exigidos en los concursos de las Direcciones Generales del Rectorado, por ejemplo, para la Dirección General de Legal y Técnica o la Dirección Contable, se exige ser abogado o contador público nacional, respectivamente. Pero para Bibliotecas, al parecer, para este Rectorado, cualquier título sirve. Como si la conducción de una institución técnica y académica tan compleja no requiriera formación específica. Este trato desigual no es casual: es una muestra del desprecio hacia nuestra profesión, de una mirada que subestima nuestra capacidad de gestión. ¿Qué valor se le da a nuestra formación? ¿Qué lugar real tenemos lxs bibliotecarixs en la universidad pública si no se nos reconoce ni siquiera la capacidad de dirigir nuestras propias bibliotecas?

3. Fondo bibliográfico

En los últimos años, no se ha adquirido material bibliográfico impreso. La colección de la DGB está desactualizada, obsoleta y desvinculada de las necesidades pedagógicas y científicas de la comunidad universitaria. No se han incorporado títulos actualizados con perspectiva de género, ni materiales que dialoguen con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que paradójicamente constituyen ejes centrales de la actual gestión.

La promesa de inversión en colecciones nunca se cumplió. En su lugar, se contrató el acceso a plataformas de recursos digitales que:

• No cubren todas las exigencias curriculares.

• No pertenecen al patrimonio universitario.

• Dejan de estar disponibles si no se renueva el pago.

Sin políticas bibliotecológicas claras, sin bibliotecarixs conduciendo, sin inversión, no hay proyecto bibliotecario posible. El actual Director de la DGB no tiene las herramientas ni la formación para resolver estos desafíos. ¿Por qué? Porque no es bibliotecario.

Y mientras tanto, suena fuerte un rumor: el Rector proyecta la creación de un “Museo de la UNNE” en el depósito que hoy resguarda alrededor de 60.000 volúmenes de la colección bibliográfica. Poco se ha dicho sobre el destino de esos ejemplares. ¿Dónde irán? ¿Se trasladarán? ¿Se destruirán? ¿Qué pasará con los libros, los espacios, y los cargos vacantes que este nuevo proyecto podría absorber y silenciar?

Uno de los mayores temores del personal bibliotecario es que la DGB desaparezca, al igual que otras direcciones o cargos en bibliotecas de las facultades de la UNNE, que desaparecieron en la «reestructuración» y que lxs colegas, por miedo, no han denunciado. Que lo que hoy parece una desorganización estructural, una pérdida de funciones, una ausencia de conducción profesional, no sea más que el camino premeditado hacia su desmantelamiento definitivo. El silencio de las autoridades y la pasividad del gremio nodocente que debería defender a sus trabajadorxs no hacen más que alimentar esa sospecha. Por eso, una vez más, es SiTBA quien alza la voz, quien interpela, quien denuncia. Porque sabemos que lo que está en juego no es solo el presente de la DGB, sino el futuro mismo del acceso al conocimiento en la universidad pública.

¿Y el colectivo bibliotecario?

Frente a este panorama, el silencio no solo duele: también es cómplice. Nadie levanta la voz, nadie se planta. ¿Qué esperan? ¿Una solución milagrosa? ¿Una mano salvadora que venga a liberarnos del peso de la injusticia?

¿Dónde están lxs bibliotecarixs rebeldes, lxs que saben que el conocimiento no es un privilegio, sino un derecho conquistado con lucha? ¿Hasta cuándo vamos a tolerar el vaciamiento, la precarización y el desprecio institucional?

¡Basta de mirar para otro lado! Es hora de organizarnos, de alzar la voz y de defender nuestras bibliotecas con unidad y determinación. Llamamos a todxs lxs bibliotecarixs a no quedarse en el silencio, a apoyar, a solidarizarse y a sumarse a esta pelea porque lo que está en juego es el futuro de nuestra profesión y de la universidad pública.

¿Será que la DGB también sufre la maldición de la Biblioteca Nacional, donde Groussac, Mármol y Borges —sus grandes directores— quedaron ciegos? No hablamos de ceguera física, sino de la peor: la moral e institucional, esa que permite que una biblioteca muera sin que nadie se mueva.

Aún estamos a tiempo

Que el espíritu de Mettini, de Roberto Couture de Troismonts, de Angelita Menteguiaga y de Julio Ernesto Encinas, referentes que dignificaron esta biblioteca, nos despierte.

La visibilidad de nuestra profesión se construye con compromiso social, conocimiento de nuestros derechos y participación política. Es urgente conocer las leyes que nos amparan, defender concursos transparentes y asegurar que quienes ocupan cargos lo hagan con la formación e idoneidad necesarias.

Solo así podremos garantizar el derecho de acceso a la información, mejorar los servicios y dignificar el trabajo bibliotecario.

Porque lxs bibliotecarixs no fuimos, no somos y no seremos espectadores.

Somos trabajadores organizados, profesionales formados, protagonistas del derecho al conocimiento.

La Dirección General de Bibliotecas no se entrega. No se cierra

Se defiende. Y la lucha, compañerxs, recién empieza.

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